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Desigualdades en la distribución de la renta en los países desarrollados (III) (página 2)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

La cifra de 2.000 dólares "refleja el orden de
magnitud del coste de una reparación de coche inesperada,
un copago grande en gasto médico, gastos legales o una
reparación del hogar", según los autores, es decir,
gastos no previstos pero que pueden darse perfectamente en la
vida de cualquier ciudadano común.

Los resultados concuerdan con otros estudios anteriores.
A la pregunta de si habían "guardado fondos de emergencia
para cubrir gastos durante tres meses, en caso de enfermedad,
pérdida del trabajo, problemas económicos u otras
emergencias" sólo el 49% dijo que sí.

Cabe tener en cuenta que el estudio se ha realizado
sobre datos correspondientes al año 2009 y que, desde
entonces, Estados Unidos ha experimentado cierta mejora. Pero no
hay motivos para suponer que esta leve mejora haya sido
suficiente para variar significativamente esta preocupante
fragilidad.

La clase media en apuros

Posiblemente, uno de los hallazgos más
sorprendentes del estudio es que una parte importante de la clase
media norteamericana también se considera frágil.
Según los autores, "resulta algo increíble que casi
una cuarta parte de los hogares que ingresan entre 100.000 y
150.000 dólares afirmen no ser capaces de conseguir 2.000
dólares en un mes, pero este hecho puede resultar menos
chocante cuando uno considera los costes de vida en las zonas
urbanas, costes de vivienda y cuidado infantil, el sustancioso
servicio de la deuda y otros factores".

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Los investigadores preguntaron, a continuación,
cómo conseguirían los fondos, ofreciendo 14
opciones agrupadas en 6 categorías:

•Ahorros: (1) retirar ahorros, (2) liquidar o
vender inversiones, (3) liquidar inversiones de jubilación
aunque suponga pagar una penalización, (4) tomar presta
contra mis ahorros de jubilación en mi lugar de
trabajo.

Familia o amigos: (5) tomar prestado o pedir ayuda
a mi familia, (6) tomar prestado o pedir ayuda a mis amigos (no
miembros de mi familia).

Crédito típico: (7) usar tarjetas de
créditos, (8) abrir o usar una línea de
crédito o hacer una segunda hipoteca, (9) pedir un
préstamo.

•Crédito alternativo: (10) conseguir que me
adelanten la paga, (11) empeñar un activo que
poseo.

•Trabajar más: (12) trabajar horas extras,
conseguir un segundo empleo o que lo haga un miembro de mi
hogar.

•Vender posesiones: (13) vender cosas que poseo,
excepto mi hogar, (14) vender mi hogar.

Un 18,6% del total contestó que para conseguir el
dinero tendría que empeñar o vender algo, o bien
recurrir a algún préstamo. "Añadido al 27,9%
que considera que seguro que no podría hacer frente a la
emergencia, esto sugiere que aproximadamente un 46,5% de los
encuestados están viviendo muy cerca del borde
financiero".

Comparativa de ocho países

Los investigadores dirigieron la misma pregunta a
ciudadanos de otros países. En el Reino Unido los
resultados fueron muy similares. En Canadá los que
respondieron que seguro que podrían fueron un 44,3%. En
Holanda, un 57,7%, el mejor resultado de los ocho países
del estudio.

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Es interesante observar que los que más
confían en poder hacer frente al gasto inesperado son
también los que más recurrirían para ello al
ahorro. Destacan en este sentido los holandeses que no son
sólo los que más recurrirían al ahorro sino
que, además, disponiendo de 6 respuestas alternativas
entre las que elegir son el único país que
considera también "otros" métodos. No acaban
ahí las particularidades de los holandeses, pues son
también los que menos recurrirían a trabajar
más o vender posesiones para conseguir los 2.000
dólares.

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Quiz show (el dilema): mentiras con
importancia

Si el QE1, QE Lite, QE2 (y los que están por
venir), hubieran realmente incentivado el empleo ¿ustedes
creen que únicamente el 24,9% de los norteamericanos
podrían conseguir 2.000 dólares en 30
días?

Antes Bush (con Paulson), ahora Obama (con Geithner) y
siempre Bernanke, han hecho todo lo posible para transformar a
los Estados Unidos en un país del Tercer mundo. Y lo han
logrado, vaya si lo han logrado. Eso sí, en el nombre de
Keynes. Que hipócritas.

"Restablecer los equilibrios financieros a expensas de
los equilibrios sociales no es un planteamiento creíble a
largo plazo"…

"El "acerto" de que la falta de ocupación que
caracteriza una depresión se debe a la negativa de los
obreros a aceptar una rebaja en el salario nominal, no se apoya
en hechos"…

"El que la mano de obra esté dispuesta a aceptar
menores salarios no es, por fuerza, un remedio a la
desocupación"…

Estos son algunos de los postulados de Keynes
"falsarios saltimbanquis", a ver como los conjugan. Entre tanto,
si se animan, pueden irnos explicando, cuándo y
cómo la expansión monetaria ilimitada
logrará recuperar el empleo (y con ello la demanda
proclamada). Les dejo algunas preguntas (sin respuesta,
aún) como guía para iniciados:

1. ¿Ha culminado la destrucción de
empleo?

2. ¿Cuál es el techo de la tasa de
paro?

3. ¿Cuándo se empezará a crear
empleo?

4. ¿Qué pueden aportar los distintos
sectores económicos?

5. ¿Qué tipo de empleo se va a
crear?

6. ¿Qué salida tienen los
jóvenes?

7. ¿Cómo y cuándo se
resolverá la situación de los hogares más
endeudados?

8. ¿Cuál será el futuro de la
protección social?

9. ¿Cuándo y cómo se
restablecerán las líneas de crédito para la
inversión empresaria?

Mientras espero (esperamos) respuesta de parte de estos
tahúres de la geometría variable, o, al menos, que
comience a funcionar el desatascador de la crisis (QE1, QE Lita,
QE2…), sin esperanza y con miedo, observo a los
líderes del G-8 (mayo 2011) reuniéndose con…
Mark Zuckerberg (el niño multimillonario que invento el
"anestésico virtual" conocido como Facebook). ¿Por
favor Zuck, cuéntanos, dinos qué va a
pasar?

"La destrucción de empleo, el repunte del
precio de los productos básicos, el encarecimiento de la
gasolina y, por su fuera poco, los ajustes impulsados por el
gobierno para reconducir sus cuentas públicas que, en
última instancia, inciden sobre todos los ciudadanos. Toda
una suma de factores que reducen cada vez más la riqueza
de los hogares y, como muchos coinciden, hacen plantearse si la
clase media está en peligro de extinción".

(Por Michael Snyder – Business Insider – El Economista –
4/5/11)

"La clase media de Estados Unidos está siendo
destrozada y sistemáticamente aniquilada", asegura en un
artículo el Business Insider. Tan sólo hace falta
echar un vistazo a unas cuantas estadísticas para darse
cuenta de que el sueño americano se está
transformando en una auténtica pesadilla.

No hace tanto tiempo, la mayoría de
estadounidenses vivía en casas grandes, las familias
tenían uno o dos coches, no tenían problemas para
comprar la ropa y los alimentos que quisieran y, la
mayoría, aspiraba a enviar a sus hijos a la universidad.
Nada hacía prever que el camino que llevaba años
siguiéndose iba a cambiar.

La mayoría creció creyendo que si
trabajaba duro no tendría ningún problema y que si
hacía todo lo que el sistema establecía como bueno,
habría un lugar para ellos en la clase media. Hasta que
estalló la crisis y el sistema se desmoronó. Ya no
hay suficientes buenos empleos para todos. De hecho, ni siquiera
hay trabajos poco cualificados para la mayoría.

Desde que estalló la recesión se han
perdido 7,25 millones de empleos. A menos que se hagan cambios
fundamentales en materia económica, financiera y
política, los factores que están destruyendo a la
clase media no remitirán.

Lo más preocupante es
cómo incide la crisis en los segmentos más
vulnerables de la población, los niños y los
ancianos. Según Alternet, en Estados Unidos, más
del 20% de los niños vive en la pobreza. En el Reino Unido
y en Francia la cifra es muy inferior, de un 10%. Y, según
el censo de Estados Unidos, el número de niños que
viven en la pobreza ha aumentado en alrededor de dos millones en
los últimos 2 años.

Teniendo en cuenta todo este
escenario, no extraña que el 59% de los estadounidenses
estén recibiendo dinero del Gobierno en forma de subsidios
de una forma u otra.

¿Cómo
les ha ido durante la crisis a los que viven "del lado bueno de
la vías del tren"?

"2010 fue otro buen año para los millonarios,
aunque el ritmo de crecimiento de sus fortunas se
desaceleró"…
Los millonarios controlan 39% de la
riqueza del mundo (The Wall Street Journal –
1/6/11)

Según un nuevo informe de Boston Consulting Group
divulgado a finales de mayo (2011), la cantidad de familias
millonarias en el mundo creció 12,2% en 2010, a 12,5
millones. (BCG define a los millonarios como aquellos con US$ 1
millón o más en activos invertibles, excluyendo
viviendas, bienes de lujo y participación en su propia
compañía).

Estados Unidos continúa liderando al mundo en
cuanto a cantidad de millonarios, con 5,2 millones de hogares,
seguido de Japón con 1,5 millones, China con 1,1 millones
y el Reino Unido con 570.000. Singapur encabeza el mundo en
"densidad de millonarios", o sea el porcentaje que representan
del total de la población, que está en
15,5%.

La tendencia más importante, sin embargo, es una
que tiene que ver con la distribución global de la
riqueza. De acuerdo con el reporte, los millonarios del mundo
representan 0,9% de la población mundial pero controlan el
39% de su riqueza, por encima del 37% de 2009. Su riqueza hoy
llega a US$ 47.400 billones (millones de millones) en riqueza
invertible, por encima de los US$ 41.800 billones (millones de
millones) de 2009.

Los millonarios controlan 20% de la riqueza en
América del Norte y 38% en el Medio Oriente y
África. Aunque pareciera que la riqueza de los millonarios
en Estados Unidos está más concentrada, en ese
país son más, por lo que su riqueza está
más distribuida entre la población de los ricos
más ricos. Aún así, los datos evidencian una
tendencia que se ha estado viendo durante años, el
fortalecimiento de una economía en la que el ganador se
lleva todo o la mayor parte.

¿Y a los que
viven "del lado malo de las vías del tren"?

"Agobiados por unos salarios estancados y unos
precios al alza, los consumidores estadounidenses creen que las
probabilidades de traer más dinero a casa en el
próximo año son las más bajas de los
últimos 25 años, según un análisis de
Goldman Sachs".
(El Economista – 3/6/11)

En la recesión de 2001, el
país perdió el 2% del empleo desde el máximo
de empleo y entonces los recuperó en un ciclo de 48 meses.
En 1990, los empleos perdidos en la recesión se
recuperaron en 30 meses.

Pero ahora, 38 meses después
del máximo del empleo durante el boom inmobiliario,
todavía hay un 6% menos de puestos de trabajo. Y recuperar
ese empleo en menos de 10 meses no tiene precedentes, si es que
no es imposible.

El número de estadounidenses que recibe cupones
de alimento bate récords. El Gobierno alimenta de forma
directa a más del 14% de la población.

"Unos 44 millones y medio de americanos recibieron
cupones de comida del Gobierno en el último mes. El
número de personas que recurren a esta ayuda lleva
aumentando 30 meses de forma consecutiva. Con un gasto
público mensual de 6.000 millones de dólares, el
programa de asistencia bate récords históricos en
paralelo al aumento del desempleo, pero una gran parte de estos
recursos se utiliza de forma fraudulenta"…
Obama, el
presidente de los cupones de comida (Libertad Digital –
10/6/11)

Muchas personas no utilizan los cupones para comer sino
para comprar otros productos, con la complicidad de otros a los
que prestan sus tarjetas EBT a cambio de efectivo, o de los
propios comercios que se las aceptan para pagar cualquier cosa,
en ambos casos con un descuento a favor del cómplice. De
esta forma, los beneficiarios adquieren gratis productos no
autorizados en este programa, como alcohol y tabaco. El Gobierno
paga así los vicios de varios cientos de miles de
americanos.

"El público no sabe hasta dónde llega este
problema", aseguró a un medio local el director del
departamento de Investigación de la Policía de
Ohio, Brent Devery. "Con el aumento de cupones de comida estamos
viendo un aumento en su uso fraudulento. Las tarjetas EBT se
utilizan de forma inapropiada constantemente".

Se trata de un fraude de casi 400 millones de
dólares anuales, según el Informe de Actividades
Sospechosas del departamento del Tesoro (equivalente al
Ministerio de Hacienda), aunque es lógico pensar que la
cifra es mayor: sólo en Michigan el fraude asciende a 55
millones anuales, según el fiscal general de dicho
estado.

En una investigación reciente en varios comercios
de Florida la policía detectó un fraude de 3,5
millones. Son innumerables los casos de similar naturaleza y
cuantía en todo el país. La magnitud del fraude es
tal que ya hay empresas que se ofrecen para combatirlo, una tarea
que el Gobierno es incapaz de asumir por falta de
recursos.

Sin embargo, en los últimos años la
picaresca en Estados Unidos se mezcla con la necesidad: el
número de quienes utilizan los cupones de comida aumenta
en paralelo al de desempleados. Y ambos se encuentran en niveles
nunca vistos:

Unos 44,5 millones de estadounidenses recurrieron a
estos cupones el último mes, según los datos del
departamento de Agricultura, responsable del programa. Se trata
de un récord histórico tanto en números
absolutos como relativos: más del 14% de la
población. Es decir, casi uno de cada siete americanos
recibe comida pagada por el gobierno, en un país cuyo
principal problema de salud es la obesidad.

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Además, se trata del 30º mes consecutivo en
el que aumentan estos datos. Desde octubre del 2007 se ha pasado
de 27 millones de beneficiarios a los actuales 44,5.

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En el último año se han sumado al programa
más de 4 millones de personas, una subida del 11%. Este
aumento ha afectado a 47 de los 50 estados, en algunos casos con
incrementos superiores al 20%.

Con estos números y unos gráficos tan
llamativos, los conservadores no han tardado en culpar a Barack
Obama de la extensión de la pobreza. "Es el presidente de
los cupones de comida", aseguró el ex congresista
republicano Newt Gingrich, quien acaba de anunciar su candidatura
a las elecciones presidenciales del 2012. "Yo en cambio quiero
ser el presidente de los sueldos".

Sin embargo, aunque las políticas de Obama no
ayudan precisamente a mejorar la economía ni a sacar de la
dependencia a los millones que viven del Estado, el problema se
remonta a mucho antes, como se puede ver en el siguiente
gráfico.

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Fuente:
familyinequality.wordpress.com

Como cualquier otro programa gubernamental, el de los
cupones de comida ha ido a más con el tiempo. Su alcance
es enormemente mayor ahora que cuando se puso en marcha, hace 40
años, a pesar de que entonces las familias vivían
en condiciones mucho peores.

El problema en ese momento era que los niños no
ingerían suficientes calorías, y ahora es que
"están obesos", asegura Chris Edwards, director de
estudios fiscales del Instituto Cato. "Además, la
economía de EEUU ha crecido y la pobreza y el hambre se
han reducido. Sin embargo, los programas de cupones de alimentos
tienen más beneficiarios que nunca y su coste sigue en
aumento".

"Los subsidios alimentarios y agrícolas tienen un
fin político, pero ningún sentido económico:
aumentan el coste de las materias primas y los alimentos, por
ejemplo, la leche y los cereales. Esto perjudica a las familias
de menores ingresos a las que supuestamente se quiere
ayudar".

Además, la burocracia consume el 10% del
presupuesto del programa de cupones alimentarios. "Estos costes
son altos porque los funcionarios tienen que llevar al día
la información de decenas de millones de beneficiarios,
así como de las transacciones económicas de cientos
de miles de establecimientos que aceptan los cupones", explica
Edwards.

¿Cuál es la solución, entones?
"Eliminar los subsidios y dejar que la competencia reduzca los
precios para todas las familias. Los cupones de comida
contribuyen a mantener a millones de personas dependientes del
Gobierno y además crean diversas patologías
sociales"…

""La clase media de Estados Unidos está
siendo destrozada y sistemáticamente aniquilada",
aseguraba hace unos días en un artículo el Business
Insider. Desde que estalló la recesión, la
situación económica de un gran número de
ciudadanos ha dado un giro radical, transformando el sueño
americano en una auténtica pesadilla".
(El Economista
16/6/11)

La mayoría creció creyendo que si
trabajaba duro no tendría ningún problema y que si
hacía todo lo que el sistema establecía como bueno,
habría un lugar para ellos en la clase media. Pero
entonces estalló la crisis y el sistema se
desmoronó. Ahora ya no hay suficientes buenos empleos para
todos. De hecho, ni siquiera hay trabajos poco cualificados para
la mayoría.

Desde finales de 2007 se han perdido alrededor de 7
millones de empleos. Según la Oficina de
Estadísticas Laborales de Estados Unidos, el tiempo medio
que un ciudadano está en paro es de 39 semanas. Los
trabajos cualificados son cada vez más escasos y, de
hecho, el país cuenta con un 10% menos de "puestos de
trabajo de clase media" que hace una década.

"El mercado laboral está cambiando y un
número cada vez mayor de trabajadores que antes de la
crisis tenía un empleo de alta remuneración se ve
obligado a aceptar trabajos poco cualificados", asegura Ruth
Mantell, articulista de Marketwatch.

Según datos recogidos por The
Wall Street Journal hay 5,5 millones de estadounidenses que
están desempleados y, sin embargo, no reciben ninguna
prestación por desempleo. Además, el número
de empleos de baja remuneración ha aumentado de forma
constante durante los últimos 30 años y ahora
representan el 41% de todos los puestos de trabajo que hay en
Estados Unidos.

Una encuesta realizada la primera semana de junio (2011)
afirmaba que el 89% de los estadounidenses cree que la
economía se encuentra en mal estado. ¿Se equivocan
los economistas o la gente? Las recetas para la
recuperación de Estados Unidos han sido más gasto,
más funcionarios y más dinero en el mercado nacido
de una imprenta (QE1 y QE2, a nivel más técnico).
¿El resultado? Bueno, la inyección de dinero de la
Reserva Federal sólo ha servido para disparar las materias
primas, inanición en el tercer mundo y crear una
inflación desbocada en las bolsas (en los últimos
dos años el S&P y el Dow Jones se han doblado).
Bernanke sólo hace calentar la próxima crisis. En
Estados Unidos se está creando la figura del desempleado
de larga duración. ¡Menuda salida de la
crisis!

Ahora los mercados necesitan más. Más
droga que les alimente. Esto es, como un yonki con el
síndrome de abstinencia, piden a la Reserva Federal
más dinero en el mercado con un QE3. Con el fin de los
"estímulos", las bolsas de Estados Unidos no paran de
bajar presionando a Bernanke para que vuelva a estimular la
economía indefinidamente. Muchos analistas ya apuntan que
si no hay QE3, el S&P puede llegar a los 1.000 puntos, lo que
significa bajar un 20% respecto a cuotas actuales (15/6/11).
¿Todo el descomunal despilfarro ha servido de algo? De
nada. ¿Servirá de algo repetir lo mismo? Lo
empeorará todo más. La inflación de los
bancos centrales no crea productividad, ni riqueza. Al
revés, es el verdugo de ambas.

Los "ganadores" y los
"perdedores" de la crisis en los Estados Unidos

"En Estados Unidos se usa el término "jobless
recovery" para definir las recuperaciones económicas en
las cuales el empleo tarda mucho en recuperarse o bien lo hace a
un ritmo excesivamente moderado. Pues bien, según el
último estudio al respecto publicado por la Northeastern
University (Boston, Massachusetts) debemos modificar ligeramente
el término, ya que según ellos la actual Gran
Recesión no solo ha provocado una recuperación mala
para el empleo, también para los salarios, por lo que la
denominan "jobless and wageless recovery""…
La
economía se recupera, sus ciudadanos no (El Confidencial –
4/7/11)

En un artículo llamado "The Wageless, Profitable
Recovery" el New York Times se hace eco del estudio.
¿Qué ocurre con el empleo, con los salarios y
quién se está "recuperando" realmente en EEUU?
Comencemos por el principio, el PIB sí se recupera.
Según el análisis, que trabaja con datos constantes
desde 2005, éste pasa de 13,36 billones de dólares
en el cuarto trimestre de 2007 a tocar fondo con 12"81 billones.
Posteriormente aumenta situándose actualmente según
los últimos datos del primer trimestre de 2011 en 13,44
billones de dólares. Recuerdo que los datos son constantes
desde 2005, por tanto sin inflación y por tanto no
coincidirían si mirásemos ahora los valores
nominales en una tabla.

Podríamos pensar según esto que la famosa
recuperación "en V" se ha producido y por ello tener una
visión muy optimista de la actual situación. Pero
no todo va tan bien… no, algunas cosas fallan. ¿Por
ejemplo? Pues como se podrán imaginar por lo dicho hasta
ahora, el mercado laboral. Los niveles de empleo siguen
estancados en los niveles más bajos a pesar de la
"recuperación", siendo especialmente acusado entre
jóvenes, inmigrantes y en general personas sin
educación superior. Todo este proceso, muy similar al caso
español, provoca que la producción por hora
trabajada aumente de forma notable, es decir, la
productividad.

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En la tabla pueden ver los datos de la actual
recuperación, desde su mínimo en el 2º
trimestre de 2009 hasta el 1º de 2011, comparándolo
con los 7 trimestres siguientes de las anteriores recuperaciones.
El resultado es inquietante, tras cada nueva crisis el "jobless
recovery" parece más acusado, por lo que seguramente no
estemos ante algo puntual sino estructural.

Es más, la actual crisis es la primera desde la
Segunda Guerra Mundial que no consigue mejorar el número
de ocupados totales sietes trimestres después de terminar
la recesión oficialmente.

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¿Qué está ocurriendo entonces? Si
el PIB crece, si la productividad mejora, ¿a dónde
va todo eso? No a los salarios desde luego, ni viendo la
remuneración por hora real, ni mirando a las
remuneraciones mensuales reales, ni observando a los trabajadores
"full time" se ven mejoras. Los resultados son en todos los casos
planos o negativos.

¿Dónde entonces? La siguiente tabla nos
sacará de dudas, muestra el aumento del PIB, el aumento de
los beneficios empresariales en términos de PIB y lo mismo
con las remuneraciones a los empleados.

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A finales de 2010 si el PIB había mejorado en 528
mil millones de dólares, 464 pertenecían a los
beneficios empresariales y solo 7 a sueldos y salarios. Es decir,
un 88% del actual crecimiento es debido a las empresas, solo un
1% debido a sus trabajadores. Es más, si miramos el primer
trimestre de 2011 (que fue realizado con datos provisionales), el
porcentaje se incrementaría a 92% por 0%. ¿Curioso,
no?

El estudio afirma que la total ausencia de beneficios
para los trabajadores en una recuperación económica
es algo sin precedentes en la historia. La ausencia de
creación de empleo unido al estancamiento de las
remuneraciones son los causantes de este "resultado devastador"
según el informe.

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Es de esta forma como se produce la paradoja de que el
PIB crece, los beneficios empresariales crecen +39.6%, el Dow
Jones sube +45.8%, el S&P500 aumenta +44.3% mientras los
trabajadores miran tristes como todo sube menos el bienestar que
ellos ven delante de sus narices. Quién nos iba a decir
que la economía pasaría de un día para otro
a esto, a ser otra cosa distinta a la vida real de los
ciudadanos.

Ahora bien, ¿hasta dónde llegará
este "experimento"? Y aquí volvemos nuevamente a la
sostenibilidad de la actual recuperación económica.
Se ahorran costes y además algunas empresas se ven muy
beneficiadas por la actual coyuntura, por ejemplo por un bajo
dólar quien exporte o por el precio de las materias primas
una petrolera. Pero, ¿es esto sostenible? ¿Se puede
seguir ganando más y más a costa del personal o de
factores coyunturales?

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Los beneficios empresariales, a pesar de su
expansión y salud en anteriores trimestres, parecen no tan
vigorosos en conjunto como anteriormente. De ahí que del
2º trimestre de 2010 al 4º del mismo año haya
sólo una pequeña mejora y de este último al
1º de 2011 un estancamiento. ¿Ha tocado techo el
sistema? Algo puede haber.

Mucha gente opina que si los sueldos no aumentan el
consumo no aumenta, y entonces difícilmente puede mejorar
la economía.

El mayor problema quizá sea la deuda que tienen
los hogares estadounidenses. En el apogeo de la bonanza
económica en el tercer trimestre de 2007, las familias de
EEUU habían tomado prestado colectivamente el equivalente
de 127% de sus ingresos anuales para financiar las compras de
casas, autos y otros bienes, en comparación con un
promedio de 84% en la década de los 90. El dinero empleado
para saldar esa deuda significa que haya menos disponible para
compras nuevas. Para el primer trimestre del año 2011, los
hogares habían reducido la correlación de deuda
respecto de ingreso a 112%, en parte porque los bancos han
catalogado parte de la deuda como incobrable.

Librarse de la deuda podría ser un proceso largo
y lento. Para volver a la correlación de deuda e ingresos
de la década de los 90 de 84%, los hogares tendrían
que pagar otros US$ 3,3 billones de deuda, o registrar un alza en
sus ingresos de US$ 3,9 billones. Eso es equivalente a alrededor
de nueve años de crecimiento del ingreso en tiempos
normales, calcula Dana Saporta, economista de Credit
Suisse.

Las restricciones de la deuda son especialmente
difíciles para los consumidores que antes de la crisis
dependían de las tarjetas de crédito o
líneas de crédito con garantía hipotecaria
para seguir gastando cuando su ingreso caía. Ahora, muchas
de estas líneas de crédito se han limitado o
eliminado. Con menos acceso a crédito, muchas familias
descubren que la única manera de llegar a fin de mes es
reducir el gasto.

La pobreza avanza en
Estados Unidos y alcanza a un 15% de la
población

"La tasa de pobreza en Estados Unidos aumentó
en 2010 por cuarto año consecutivo hasta el 15,1%, lo que
representa 46,2 millones de personas que viven con menos de 1.000
dólares al mes, según los datos divulgados hoy por
la Oficina del Censo"…
La tasa de pobreza en EEUU sube por
cuarto año consecutivo (Cinco Días –
13/9/11)

En 2009, la cifra fue de 43,6 millones de personas en
situación de pobreza, de acuerdo con el informe "Ingreso,
pobreza y cobertura de seguro médico en los Estados
Unidos: 2010", lo que suponía un 14,3% de la
población total,

Se trata del cuarto incremento anual consecutivo, la
tasa más alta desde 1993 y la cifra total más
grande desde que las estimaciones de pobreza comenzaron a
publicarse en 1959.

De acuerdo con estos datos, uno de cada seis
estadounidenses vive por debajo del umbral de pobreza.

Asimismo, el ingreso de los hogares de clase media
declinó un 2,3% respecto a 2009, al pasar de 50.598
dólares a 49.445 dólares, lo que ahonda la
pérdida de poder adquisitivo de los estadounidenses y
reafirma la lentitud de la recuperación
económica.

Los datos revelados también mostraron cómo
la brecha entre el grupo de los que reciben más ingresos
frente al de los que reciben menos ha seguido
ampliándose.

El 10% que recibe menos ingresos vio disminuir su renta
en un 12,1%; mientras que el 10% de los que ingresa más
solo vio reducirse su renta un 1,5%.

La raza también aparece como un factor destacado
en la diferente situación económica, con blancos y
asiáticos a la cabeza de los ingresos y negros e hispanos
en la cola, aunque todos los grupos sufrieron una
disminución en su renta.

Los hispanos en situación de pobreza aumentaron
de 12,3 millones en 2009 (25,3%) a 13,2 millones en 2010 (26,6%),
y los negros pasaron de 9,9 millones (25,8%) a 10,6 millones
(27,4%), respectivamente.

Sus ingresos también registraron un notable
descenso, de 2,3% en el caso de los hispanos (37.759
dólares) y de 3,2% en el caso de los negros (32.068
dólares).

La población blanca no hispana vio mermar
también sus rentas en un 1,3%, pero sobre una base mucho
mayor: de 55.360 dólares en 2009 a 54.620 dólares
en 2010.

Por familias, la situación también ha
empeorado, con 11,7% del total y 9,2 millones en 2010 en la
pobreza, comparado con el 11,1% y los 8,8 millones de
2009.

En lo que se refiere a la distribución
geográfica, el sur de EEUU fue la región en la que
concentró el aumento de la pobreza, al pasar de 17,6
millones a 19,1 millones de personas.

El sur estadounidense registra las mayores tasas de
pobreza, con un ascenso de un 16,9% en 2010 frente al 15,7% en
2009, mientras que el resto de las regiones apenas
registró cambios estadísticos (noreste, 12,8%;
medio-oeste, 13,9%; y oeste, 15,3%).

Durante la presentación del informe, Robert
Groves, director de la Oficina del Censo, resaltó la
importancia de los datos, ya que "nos muestran cómo las
cambiantes condiciones económicas han impactado en las
familias estadounidenses".

La Oficina de Presupuesto y Gestión de EEUU
situó los ingresos que definen el umbral de pobreza,
actualizados por la inflación anual, en 22.314
dólares para una familia de cuatro miembros y en 11.139
dólares para una persona sola, lo que significa recibir
menos de 1.000 dólares al mes.

En lo que respecta a las personas sin cobertura
médica, la cifra se mantuvo en los niveles del periodo
anterior: un 16,3% del total de la población de 310
millones de habitantes, aunque la cifra ascendió de 49
millones en 2009 a 49,9 millones en 2010.

Desde 2007, un año antes de la reciente
recesión económica, la media de ingreso real de los
hogares ha declinado 6,4% y la tasa de pobreza ha aumentado un
2,6%.

Por otra parte, el número de habitantes sin
seguro médico supera los 50 millones de
personas.

Razones

Sheldon Danziger, director del National Poverty Center
(Centro Nacional de la Pobreza) de la Universidad de Michigan,
explicó a BBC Mundo algunas de las posibles causas de
estos resultados.

"Nuestros índices de pobreza son mayores que en
Canadá y algunos países del norte de Europa por dos
razones: la primera es que desde hace 30 años los salarios
reales de los que no tienen un diploma de secundaria han
disminuido considerablemente, en especial para aquellos que
trabajan en la construcción", dice Danziger.

"En segundo lugar, nuestras políticas sociales
hacen muy poco por aumentar los salarios de los trabajadores en
épocas de bonanza económica o para ayudar a los
desempleados durante las recesiones", agrega.

Otro dato que resalta Danziger es que el 21% de los
niños en EEUU son pobres. Según él, ese es
un porcentaje similar al del año 1965.

"La mayoría de ellos no tiene acceso a la
educación superior, por lo que es más probable que
continúen siendo pobres cuando sean adultos",
agregó.

Según las perspectivas del National Poverty
Center de la Universidad de Michigan, para que la tasa de pobreza
general regrese a los niveles de 2000 (11,7%) tomará por
lo menos unos seis o siete años…

El declive
económico "voluntario" de los EEUU (abatidos por "fuego
amigo")

"Los datos económicos indican una dura
realidad que el debate político general evita. Todos los
factores (educación, sanidad, nutrición, pobreza,
salarios…) se deterioran rápidamente en una
economía en declive"…
EEUU: ¡Bienvenido al
tercer mundo! (Negocios.com – 25/11/11)

"Los Estados Unidos se parecen cada vez más
similar a un país del tercer mundo. Los datos
económicos indican una dura realidad que el debate
político general evita. La evidencia sugiere que, sin
reformas fundamentales, los EEUU se convertirán en una
nación post-industrial y un nuevo país del tercer
mundo en 2032". Les suena extraño, veamos lo que
argumentan los analistas de Seeking Alpha para afirmar esto: Las
características fundamentales que definen a un país
del Tercer Mundo son el alto desempleo, la falta de oportunidades
económicas, los bajos salarios, la pobreza generalizada,
la extrema concentración de la riqueza, la deuda
pública insostenible, el control del gobierno por los
bancos internacionales y corporaciones multinacionales,
débil estado de derecho y las políticas
contraproducentes del gobierno.

Todas estas características son evidentes en los
EEUU de hoy en día.

Otros factores incluyen la mala salud pública,
nutrición y educación, así como la falta de
infraestructura. La salud pública y la nutrición en
los EEUU, aunque se sitúan por debajo de los
estándares europeos, están muy por encima de los de
los países del tercer mundo. La educación
pública norteamericana ahora se ubica detrás de
países más pobres, como Estonia, pero sigue siendo
superior a la de los países del tercer mundo. Mientras que
infraestructuras en ruinas se pueden ver en ciudades de todo el
país, la vasta infraestructura de los Estados Unidos no se
puede comparar a un país del tercer mundo. Sin embargo,
todos estos factores se deterioran rápidamente en una
economía en declive.

El desempleo y la falta de oportunidades
económicas

El desempleo es un problema de fondo, estructural a los
EEUU, es un desafío fundamental. El mercado laboral de
EEUU está en una tendencia descendente de largo plazo
debido a la globalización, es decir, la
deslocalización de la fabricación, la
externalización de puestos de trabajo y la
desindustrialización.

La fuerza laboral de EEUU se ha reducido en
aproximadamente el 6,5% desde su pico en el año 2000 y
ahora sufre un desempleo crónico del 9,1%. A pesar de que
la fuerza de trabajo creció en los años 1980 y
1990, y que las familias de doble ingreso se convirtieron en la
norma, el tamaño de la fuerza laboral se está
reduciendo debido a la falta de oportunidades
económicas.

Oficialmente, el desempleo de larga duración es
del 16,5% y los desempleados de larga duración (sin
trabajo durante 27 semanas o más) son 5,9 millones, el
42,4% de los desempleados. Sin embargo, antes de la
administración Clinton, las medidas de desempleo
incluían a los trabajadores que ya no son contados como
parte de la fuerza laboral. Utilizando los criterios pre-Clinton,
el desempleo supera el 22%, sólo el 3% por debajo del peor
momento (24,9%) de la Gran Depresión. En países con
poblaciones de más de 2 millones de habitantes, Macedonia
es el líder mundial con el 33,8% de desempleo, seguido de
Armenia con un 28,6%, 27,3% en Argelia y la Franja de Gaza, con
el 25,7%.

Para agravar aún más el problema del
desempleo, toda una generación de jóvenes
estadounidenses se están quedando atrás en
términos de oportunidades económicas. Los
préstamos para estudiantes excedieron del billón de
dólares, mientras que la tasa de participación
laboral de jóvenes entre 16 a 29 años que
están trabajando o buscando trabajo, cayó a 48,8%
en 2011, el nivel más bajo jamás registrado. Falta
de oportunidades económicas entre los jóvenes,
incluyendo a millones de graduados universitarios desempleados,
es una característica de países como
Túnez.

El deterioro estructural del mercado laboral de EEUU
seguirá produciéndose, ya que los trabajadores
estadounidenses se han fusionado en una fuerza laboral global en
la que todavía no pueden competir directamente con
países como China e India. En China, por ejemplo, el
salario bruto, en términos de paridad de poder
adquisitivo, es equivalente a aproximadamente $514 por mes, 57%
por debajo del umbral de la pobreza en EEUU. De acuerdo con el
Instituto de Política Económica, el déficit
comercial de EEUU con China por sí solo ha causado una
pérdida de 2,8 millones de empleos en EEUU desde
2001.

La caída de los salarios reales y de los ingresos
familiares

Los trabajadores son más pobres en
términos de poder adquisitivo cuando el costo de la vida
aumenta más rápidamente que los salarios. De hecho,
si los ingresos del hogar se ajustan por inflación, las
familias estadounidenses más pobres han crecido
significativamente en los últimos diez años. En
2010, por ejemplo, el ingreso real medio por hogar cayó un
2,3%. Aunque el salario medio ha aumentado de manera constante en
términos nominales, la disminución del poder
adquisitivo es una realidad para la mayoría de los
estadounidenses.

De acuerdo con el famoso economista Milton Friedman, "la
inflación es siempre y en todas partes un fenómeno
monetario". En otras palabras, los precios suben cuando la oferta
de dinero se incrementa más rápido que la
población o la actividad económica sostenible. El
crecimiento económico aparente que se crea a través
de la expansión del crédito, es decir, mediante el
aumento de la oferta de dinero, tiene un efecto estimulante
temporal, pero también hace que los precios suban. La
oferta de dinero real es una medida exacta de la
inflación.

Aunque el IPC es suficiente para ilustrar la
disminución de los salarios reales, el IPC no mide el
costo de la vida de una manera realista. Según el
economista John Williams, la inflación del IPC subestima
sistemáticamente.

El ingreso real de los hogares estadounidenses se ha
puesto de nuevo a los niveles de 1996, a pesar de que muchos
hogares ahora tienen dos ingresos en lugar de uno. Las familias
con dos ingresos representaron gran parte del aumento en el
ingreso real medio por hogar durante los años 1980 y 1990,
pero hoy, dos fuentes de ingresos son apenas algo mejores que un
solo ingreso de hace tres décadas.

Mientras los salarios de EEUU y los ingresos familiares
sigan cayendo en términos reales, la pobreza y la
dependencia de los programas gubernamentales de asistencia
seguirán aumentando

La pobreza es cada vez mayor

Según la Oficina del Censo de los EEUU, la tasa
de pobreza en los Estados Unidos se elevó a 15,7% en 2011,
con 47,8 millones de estadounidenses que viven en la pobreza (1
de 6). La línea oficial de pobreza, determinada por el
Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU, es de $ 22.314
para una familia de cuatro miembros. El número de familias
que viven en la pobreza ha aumentado considerablemente desde 2006
y continúa en ascenso.

El Programa de Asistencia Nutricional del Departamento
de Agricultura de los EEUU, atendía a 45.8 millones de
hogares en mayo de 2011. El programa ahora alimenta 1 de cada 8
estadounidenses y casi 1 de cada 4 niños.

Concentración de la riqueza

Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal,
advirtió que, "en última instancia, estamos
interesados en los estándares de vida y en las tendencias
de la distribución de la salud, los cuales, más
importantes que las ganancias o los ingresos, representan una
medida de la capacidad de los hogares para el
consumo".

En otras palabras, la concentración de la riqueza
socava la base de consumidores de la economía, provocando
una disminución del PIB y del paro, lo que reduce los
niveles de vida. Obviamente, la riqueza total de la sociedad se
reduce cuando la riqueza está muy concentrada, porque hay
un menor nivel de actividad económica.

Los datos económicos de varias fuentes, entre
ellas la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), muestran que
la riqueza y los ingresos en los Estados Unidos se han ido
concentrando cada vez más. El 1% de los estadounidenses
poseen el 38,2% de los activos del mercado de valores.

Para ese 1% de los estadounidenses, los ingresos del
hogar se triplicaron entre 1979 y 2007 y han seguido aumentando,
mientras que la riqueza del hogar en los Estados Unidos se ha
reducido en 7.7 billones de dólares. El coeficiente de
Gini muestra la creciente disparidad en la distribución
del ingreso.

En términos del coeficiente de Gini, los Estados
Unidos se encuentran ahora en paridad con China y pronto
superarán a México, un país todavía
en desarrollo. Cabe señalar, por supuesto, que los EEUU
siguen siendo un país mucho más rico en general. Si
la tendencia actual continúa, sin embargo, los EEUU se
asemejarán a un país del 3er mundo, en
términos de la disparidad en la distribución del
ingreso, en aproximadamente dos décadas, es decir, en
2032.

Bienvenido al tercer mundo

Los Estados Unidos se están convirtiendo en un
país postindustrial y neotercermundista. En parte como
consecuencia del aumento del desempleo y la falta de
oportunidades económicas, la caída de los salarios
reales y los ingresos familiares, aumento de la pobreza y el
aumento de la concentración de la riqueza, y a que el
gobierno de EEUU se enfrenta a una crisis fiscal
histórico. La influencia dominante de las empresas sobre
el gobierno de los EEUU, sobre todo por los grandes bancos, el
debilitamiento gubernamental a nivel federal y las
políticas destructivas de impuestos están agravando
los problemas económicos que enfrenta Estados
Unidos.

A menos que se implementen reformas estructurales o se
produzca un colapso hiperinflacionista (debido a los problemas
fiscales del gobierno de los EEUU), el deterioro de la
economía de EEUU continuará y se acelerará.
A medida que la economía de EEUU continúa su
descenso, la salud pública, nutrición y
educación, así como la infraestructura del
país, se deterioran visiblemente y el estado
tercermundista de los Estados Unidos se hará
evidente.

El "sueño
americano" resulta cada vez más inalcanzable para millones
de habitantes

"Los bancos van a perder millones de dólares
en pagar deuda si la mayor quiebra municipal en la historia de
Estados Unidos no cesa. Pero las verdaderas víctimas del
colapso financiero son los habitantes del condado Jefferson, en
Alabama, que están teniendo que bañarse con agua
embotellada y utilizando baños portátiles
después de que les hayan cortado la red de suministro. Una
situación que vuelve a poner de manifiesto que el
"sueño americano" para millones de estadounidenses resulta
cada vez más inalcanzable"…
Tercer Mundo en Estados
Unidos: crece el abismo entre ricos y pobres (El Confidencial –
18/12/11)

A diciembre de 2011, la Oficina del Censo de Estados
Unidos ha dado a conocer el número de habitantes pobres
que hay en el país: 46,2 millones. Una cifra
récord. Las estadísticas que revelan el descalabro
son múltiples y uniformemente malas. En términos
porcentuales, la tasa de pobreza es la más alta desde
1993: 15,1%. En el año 2000, la cifra era de
11,7%.

Monografias.com

Descalabro también en el ingreso anual de los
hogares, que cayó en un 2,3%, hasta llegar a los 49
dólares (en EE.UU. una familia pobre es aquella que posee
un salario anual de 22 dólares o menos y, si se trata de
una sola persona, igual o menor que 11 dólares), en el
número de habitantes sin seguro médico, que ya
supera los 50 millones de personas y, en la cifra de niños
pobres, que llega ya al 22%. Además, la mayoría de
ellos no tienen acceso a la educación superior, por lo que
es probable que continúen siendo pobres cuando sean
adultos. La lucha contra estos datos, entre otras muchas cosas,
es lo que ha llevado al indignado a ser nombrado el personaje del
año, según la revista "Time". 

Si se analizan los niveles de pobreza por ciudades y
estados, entre las tres ciudades con una desigualdad social
más severa se encuentra Washington, la capital
de Estados Unidos, donde el nivel de pobreza asciende al 19%, uno
de los más elevados, con uno de cada 5 cinco ciudadanos
viviendo por debajo del umbral de pobreza. Por su parte, la
sede de la Casa Blanca ocupa el tercer lugar en la lista de
estados que registran una mayor distancia entre ricos y pobres,
la primera posición la ocupa Atlanta, capital del estado
de Georgia. Le siguen Nueva Orleans, capital del estado de
Luisiana, y Nueva York la ciudad "natal" de los
"indignados", que luchan contra la injusta distribución de
ingresos. 

En lo que respecta a los estados más pobres, casi
todos los estados del sur estadounidense se encuentran entre
ellos, como se muestra en este "mapa de la pobreza", lo que
se debe a su desarrollo agrario, a la gran afluencia de
inmigrantes pobres y a los problemas
presupuestarios. 

Cifras "esperadas" pero que ponen en evidencia al
sistema

Los analistas consideran que más que alarmantes,
estas son cifras "esperadas", pues según ellos, la pobreza
siempre aumenta en tiempos de recesión, y ésta ha
sido la más profunda y extensa desde la Gran
Depresión de 1929. Sin embargo, esto no puede servir de
escusa para la Administración Obama, que ve como Estados
Unidos sufre unos índices de pobreza mayores que en
Canadá y algunos países del norte de Europa por dos
razones. La primera de ellas es que "desde hace 30 años
los salarios reales de los que no tienen un diploma de secundaria
han disminuido considerablemente".

En segundo lugar, que las "políticas sociales
estadounidenses hacen muy poco por aumentar los salarios de los
trabajadores en épocas de bonanza económica o para
ayudar a los desempleados durante las recesiones", apunta Sheldon
Danziger, director del Centro Nacional de la Pobreza.

Si grave es no tomar medidas para favorecer la calidad
de vida de los ciudadanos, no menos significativo es poner en
marcha ayudas a sabiendas que la pobreza va continuar su
escalada. Esto es lo que hizo Barack Obama, tras acceder a la
presidencia, al destinar 20.000 millones de dólares al
"Supplemental Nutrition Assistance Program", es decir, el
programa de bonos de comida para familias necesitadas. Teniendo
en cuenta que la población actual estadounidense es de 313
millones, con una tasa de pobreza del 14,69% -que se eleva al 22%
en los menores de 18 años, la más alta en el mundo
desarrollado-, con dicha cantidad podrán atenderse a seis
millones de personas más de las que ya se benefician del
SNAP. Parece que quienes gobiernan la tierra prometida no
confían lo suficiente en sus posibilidades.

¡Please help!
(la desigualdad invade todos los rincones de Estados
Unidos)

"Un creciente número de ciudadanos cree que
hay un conflicto entre ricos y pobres. Más que las
diferencias raciales o un conflicto entre inmigrantes y nativos,
la mayor fuente de tensión entre los estadounidenses se
desarrolla entre los ricos y los pobres"…
Crece el
conflicto de clases en Estados Unidos (BBCMundo –
13/1/12)

Esa es una de las principales conclusiones del
más reciente informe del Pew Research Center –
http://pewresearch.org/pubs/2167/rich-poor-social-conflict-class,
un centro de estudios de Estados Unidos que informa sobre las
actitudes y tendencias en ese país.

Según el centro de investigación, el 66%
de los 2.048 encuestados cree que hay conflictos "fuertes" o "muy
fuertes" entre clases, lo que representa un aumento del 19% desde
2009.

El 30% cree que hay "conflictos muy fuertes", la mayor
proporción desde cuando fue introducida la pregunta por
primera vez, en 1987.

Además, "casi todos los principales grupos
demográficos ahora sienten que hay más conflicto de
clases que hace dos años".

Una de las razones esbozadas por el Pew Research Center
para determinar este cambio de percepción es que el
mensaje de desigualdad popularizado por el movimiento Occupy
causó que el tema pasara del anaquel de los libros
especializados a los medios de comunicación y a los foros
públicos de debate.

"El movimiento Occupy Wall Street no sólo ocupa
Wall Street, sino que el conflicto de clases captura una
creciente porción de la conciencia nacional", recoge el
informe.

El movimiento

¿Por qué son ricos los ricos?

Según la encuesta de Pew, el 46% de los
entrevistados considera que las personas más adineradas
deben su fortuna no a su trabajo ni a su ambición, sino a
los contactos que tienen o a que nacieron en familias
pudientes.

El 43%, por su parte, considera que la riqueza tiene su
origen en la educación, la ambición y el
trabajo.

Isabel Sawhill, una experta que analiza la pobreza en
Estados Unidos, comparte esa postura. En un artículo
reciente –
https://www.brookings.edu/opinions/2011/1219_inequality_2011_sawhill.aspx
resaltó que "2011 será recordado como el año
en que la idea de la desigualdad en los ingresos migró de
los salones universitarios y los centros de pensamiento al parque
Zuccotti (en Nueva York) y a las principales calles de Estados
Unidos".

Pero no todos creen que el movimiento haya tenido tanta
importancia. Uno de ellos es Gary Burtless, experto en
distribución de ingresos en Brookings Institution (un
centro de pensamiento en Washington).

En diálogo con BBC Mundo, Burtless señala
que "la agitación ha sido relativamente modesta en Estados
Unidos. Occupy Wall Street es una protesta bastante
pequeña contra el régimen
político".

Y agrega: "si el tema de clases no convence a un
porcentaje decisivo de estadounidenses a que cambien la forma en
que votan, entonces es simplemente una conversación de
coctel".

Tema político

Aunque la campaña política en Estados
Unidos para las elecciones presidenciales de noviembre de 2012
está todavía en sus fases tempranas, el tema de la
desigualdad entre ricos y pobres, popularizado por el movimiento
Occupy, está en la agenda de los principales
candidatos.

El movimiento Occupy Wall Street popularizó el
tema de la desigualdad.

Una de las razones puede estar en el informe de Pew: el
mayor incremento en las percepciones de conflicto de clases (23%)
se dio entre los independientes. Son precisamente los votos de
estas personas los que serán disputados por los partidos
Republicano y Demócrata.

En este sentido, el 73% de los que se definen como
demócratas dijo que hay serios conflictos de clase (lo que
supone un incremento del 18% respecto a la encuesta anterior),
así como el 55% de los republicanos (crecimiento del
17%).

Barack Obama, por ejemplo, dedicó al tema buena
parte de un discurso de diciembre de 2011 –
http://www.whitehouse.gov/the-press-office/2011/12/06/remarks-president-economy-osawatomie-kansas,
que presentó en el estado de Kansas.

"Esto no es simplemente otro debate político. Es
el tema clave de nuestro tiempo. Es un momento decisivo para la
clase media y para quienes quieren ingresar a ella", dijo
Obama.

"Porque lo que está en juego es si este
será un país donde la gente trabajadora pueda ganar
suficiente para educar una familia, generar ahorros modestos,
tener una casa, asegurar una pensión",
afirmó.

En el lado republicano, el tema también se ha
considerado. En un debate reciente en Nuevo Hampshire, Rick
Santorum criticó a Mitt Romney por utilizar la frase
"clase media" y calificó el concepto como "argumentos de
guerra de clases de Barack Obama".

"No hay clases en Estados Unidos. Somos un país
que no permite títulos", dijo el candidato.

"Invade" y "socava"

Más allá de la contienda política,
lo cierto es que la desigualdad económica es un problema
creciente en Estados Unidos.

Otras tendencias del Pew

En su informe presentado esta semana, el centro Pew
encontró las siguientes tendencias:

• El 61% de los hispanos
encuestados cree que hay conflictos de clase "fuertes" o "muy
fuertes".

• El 64% de los adultos con
ingresos anuales de menos de US$ 20.000 (el menor de la escala)
reportó serios conflictos de clase.

• El 67% de quienes ganan US$
75.000 o más (el mayor de la escala) cree lo
mismo.

• Más mujeres que hombres
reportaron serios conflictos de clase (71% vs. 60%).

En septiembre del año pasado, por ejemplo, BBC
Mundo informó que Estados Unidos había superado en
desigualdad a países de América Latina -como
Venezuela-, de acuerdo con el coeficiente Gini (una herramienta
que mide la desigualdad).

Estados Unidos ya era más desigual que otros
países desarrollados (como los europeos), pero
había menos diferencias de clase que en América
Latina.

Esa última tendencia, sin embargo, empezó
a revertirse: mientras países como Chile, Brasil o
México redujeron su desigualdad, en Estados Unidos
ocurrió lo contrario.

De acuerdo con los datos de la Oficina Presupuestaria
del Congreso, el 1% más rico del país concentra el
19,4% de los ingresos, el doble que en 1979 y más que el
40% más pobre.

El periodista George Packer, autor de un análisis

http://www.foreignaffairs.com/articles/136402/george-packer/the-broken-contract
de este tema en la última edición de 2011 de la
revista Foreign Affairs, aporta otra estadística que apoya
la creciente brecha: en los años 70, altos ejecutivos en
Estados Unidos ganaban 40 veces más que sus empleados con
el salario más bajo. En 2007, recibían 400 veces
más dinero.

"Como un gas inodoro, la desigualdad invade todos los
rincones de Estados Unidos y socava la fuerza de su democracia",
concluye Packer.

Se puede decir
más alto, pero no más claro

– La clase media paga los errores de la banca (El
Economista – 13/1/12)

(Por Simon Johnson) Lectura recomendada

En un punto, todas las crisis
financieras son iguales. Un grupo relativamente pequeño de
individuos, normalmente banqueros, encuentra la oportunidad de
correr riesgos muy grandes. Durante un tiempo, el sector
financiero exhibe beneficios elevados, que justifican los precios
al alza de las acciones y las grandes bonificaciones para sus
ejecutivos.

Sin embargo, esos beneficios nunca se
ajustan como corresponde a lo que se materializará
realmente a lo largo de cinco a diez años.

Generalmente, suele haber rendimientos
mayores a corto plazo si se corre un mayor riesgo; basta ver el
sistema bancario islandés después de 2003. Se
autorizó a tres bancos a emprender grandes negocios en el
exterior, acumulando un balance general combinado que era diez
veces el tamaño del PIB de Islandia, apoyado sobre todo en
la financiación a corto plazo.

Los políticos islandeses pensaron que
habían encontrado un nuevo camino hacia la
prosperidad.
Pero en octubre de 2008 descubrieron una verdad
eterna: los beneficios gigantescos implican riesgos gigantescos.
Los bancos de Islandia se derrumbaron, y hundieron a la
economía en una profunda recesión.

El intento islandés de manejar un
país como un sofisticado fondo de inversión puede
hacernos reír o llorar. Pero la triste verdad es que EEUU
y muchos países de la UE hicieron algo similar al permitir
o incentivar que algunos segmentos del sector financiero
asumieran demasiado riesgo. Y esto se plasmó en
préstamos excesivos a Gobiernos, promotores inmobiliarios
y hogares.

Alguien debe pagar

Podemos no coincidir respecto a las
causas concretas de cualquier crisis. Algunos culpan del reciente
ciclo expansión-contracción-rescate en Europa y
EEUU a los banqueros por haber cautivado los corazones y mentes
de los funcionarios gubernamentales; otros hacen hincapié
en la culpabilidad de dichos funcionarios. Más allá
de la visión de cada uno, deberíamos coincidir en
una cosa: alguien tiene que pagar por el desmadre.

Hay tres potenciales pagadores.
Primero
, es natural señalar con el dedo a quienes
estuvieron en el epicentro del desastre, los que construyeron las
grandes instituciones financieras y manejaron mal los riesgos. El
problema es que, aunque se pudieran recuperar las ganancias de
ese grupo, el hecho es que no cuentan con el suficiente efectivo
como para cambiar la situación.

Los profesores de Finanzas Sanjai Bhagat de la
Universidad de Colorado en Boulder, y Brian J. Bolton, de la
Portland State University, calcularon el año pasado que
los máximos responsables ejecutivos de las 14 mayores
sociedades financieras estadounidenses recibieron unos 2.500
millones de dólares en efectivo (salario, bonificaciones y
opciones de compra de acciones ejercitadas) de 2000 a 2008.
Aunque sea una paga sustancial, ésta supone una gota en el
océano si se consideran los daños causados en el
balance social del país. Según la Oficina
Parlamentaria del Presupuesto, el coeficiente deuda/PIB a medio
plazo creció un 50%, o sea, aproximadamente unos 7
billones de dólares, debido a la crisis.

Los verdaderos daños
económicos son obviamente mucho mayores
cuando se
tienen en cuenta el crecimiento económico más bajo,
la pérdida de empleos y los trastornos en la vida de las
personas. Y parte de la deuda más alta será
traspasada a las generaciones futuras, con la esperanza de que
serán más ricas, o quizá más
afortunadas, que nosotros.

De todos modos, los niveles de deuda/PIB en muchos
países industrializados ya eran altos, y el aumento
repentino de la deuda -en su mayor parte causado por ingresos
fiscales perdidos debido a la recesión- nos ha empujado a
la zona de los números rojos.

Nunca es suficiente

Necesitamos rebajar nuestro
déficit y orientar la deuda por un cauce más
sostenible. Pero la triste verdad es que los responsables de la
crisis nunca tienen suficiente dinero para satisfacer al
resto.

Segundo, se podría gravar
a las rentas menos altas. Tal vez parezca una sugerencia
escandalosa, pero normalmente quienes se encuentran en el extremo
más bajo de la distribución del ingreso y la
riqueza son aplastados después de las grandes crisis
financieras. No están bien organizados y carecen de
influencia política. Sus prestaciones se recortan
reduciendo el acceso a la salud, por ejemplo, o despidiendo
docentes, lo que afecta la calidad de la educación
pública.

El único político al que oí abordar
esta cuestión directamente es el ministro de Finanzas de
Islandia, Steingrimur Sigfusson. En un contundente discurso
durante una conferencia del Fondo Monetario Internacional en
Reykiavik el 27 de octubre, Sigfusson dejó bien claro que
hará todo lo posible por proteger a la población
islandesa de menor renta.

El ministro de Finanzas Sigfusson es geólogo, ex
camionero y un político duro. Su partido no está
implicado en el fiasco financiero y es posible que se salga con
la suya con respecto a sus prioridades políticas. Los
otros ministros de Finanzas no tienen, en general, su claridad de
pensamiento sobre este asunto.

Demasiado caro

Pero aunque estemos dispuestos a
aplastar hasta cierto punto a los pobres, la factura sigue siendo
demasiado cara.
Grecia no puede llevar su Presupuesto a una
posición sostenible simplemente recortando los subsidios a
los pobres, razón por la que en las calles se ve a
sindicatos del sector público y a gente relativamente
acomodada.

El tercer grupo, naturalmente,
somos todos los demás. La clase media en EEUU y Europa es
grande y, según todos los parámetros, pudiente. La
gente podría pagar más impuestos o recibir menos
prestaciones del Estado. En el caso de EEUU, no es tan
difícil equilibrar el Presupuesto. Con no extender los
recortes fiscales de la época de Bush, que vencen a fin de
año, se daría un paso muy importante.

¿Cuál es, sin embargo,
la legitimidad para tal o cual recorte de los beneficios o un
aumento de los impuestos de algún colectivo? Ninguno de
nosotros causó la crisis. Y muchos ni siquiera gastamos en
exceso durante el auge.

Seamos francos: todos estamos esforzándonos ahora
por mantener nuestras prestaciones y nuestros beneficios
fiscales. Islandia no tiene más remedio que hacer
recortes; la magnitud de su desastre era abrumadora. Grecia
camina en la misma dirección. Países como Italia y
Francia podrían seguirla pronto. Permitir que los
mercados financieros nos inculquen la austeridad no es
inteligente. Es una forma muy costosa e ineficiente de hacer
ajustes fiscales. Pero a veces es el único modo de salir
del atolladero político y obligar a tomar decisiones
difíciles
, algo de lo que Islandia y Grecia pueden dar
testimonio.

(Simon Johnson, ex economista jefe del FMI, profesor en
la Sloan School of Management del MIT, miembro del Peterson
Institute y columnista de Bloomberg)

Los jóvenes se
llevan la peor parte de la crisis de desempleo (la
generación perdida)

"Davos está acostumbrado a las bravuconadas
de los líderes políticos. Sin embargo, cuando jefes
de compañías de todo el mundo acostumbrados a
hablar en voz baja advierten "no de una crisis, sino de un
desastre", cuando comienzan a llamar algo "un cáncer en la
sociedad", uno sabe que tenemos un problema"…
La bomba de
tiempo del desempleo juvenil (BBCMundo.com –
29/1/12)

(Los relatos corresponden a Timm Weber, BBC Negocios,
Davos, Suiza)

El mundo, dicen, está "sentado sobre una bomba de
tiempo, social y económica". El mundo está plagado
de desempleo juvenil.

Los números son duros. En algunos países
del mundo árabe hasta el 90% de los jóvenes en
edades comprendidas entre los 16 y 24 años está
desempleado. En EEUU el desempleo juvenil llega a 23%, en
España al casi 50% y en el Reino Unido al 22%.

En todo el mundo hay 200 millones de desempleados. 75
millones tienen edades entre los 16 y 24 años, y cada
año cerca de 40 millones de jóvenes están
listos para entrar al mercado laboral.

Los líderes empresariales reunidos en el Foro
Económico Mundial (enero 2012) saben que las cifras son
importantes: los jóvenes que estuvieron desempleados por
mucho tiempo ganaran menos dinero durante toda su
vida.

Tendrán menos probabilidades de ser empleados. No
tendrán las habilidades que las empresas necesitan. Es
más probable que tengan problemas de salud a largo plazo.
Y la situación puede degenerar en descontento
social.

Hay un término para eso: la generación
perdida. O como dice un profesor de una escuela de negocios "El
desempleo es una porquería. El desempleo juvenil es peor
aún. Los jóvenes perdieron la línea de
visión hacia el futuro".

Cifras duras

•200 millones de desempleados a nivel
mundial

•75 millones con edades entre 16 y 24
años.

•90% de los jóvenes en países
árabes no tienen trabajo.

•23% desempleo juvenil en EEUU.

•22% en Reino Unido

•50% en España

•Cada año 40 millones de jóvenes
ingresan al mercado laboral.

A los jefes les preocupan estas cosas, hasta a los de
corazón más frío, porque todo lo mencionado
arriba cuesta dinero.

Indirectamente, porque hay un menor demanda para sus
productos y servicios; directamente, en costos de entrenamiento y
de salud, e impuestos más altos.

Luego tenemos la parte demográfica. En Jordania
cerca del 70% de la población tiene menos de 30
años. Si los jóvenes no están preparados
para el trabajo, el país se quedará pronto sin
talento, dijo un participante.

Para los políticos, la Primavera Árabe es
algo que sigue fresca en la mente de la gente. Los levantamientos
comenzaron en Túnez cuando Mohamed Bouazizi se
inmoló.

"Se mató no porque quería hacer una
protesta política. Se mató porque no tenía
un empleo", dijo un gerente de fondos de inversión de
Pakistán. La falta de oportunidades para los
jóvenes fue uno de los catalizadores de la llamada
Primavera Árabe.

Los organizadores del Foro Económico Mundial de
Davos quieren demostrar que su inmensa red -una
combinación única de grandes empresas, gobiernos,
activistas sociales y organizaciones no gubernamentales- puede
hacer una diferencia.

Se organizó un taller para identificar qué
causa el desempleo juvenil y si puede existir alguna
solución rápida para atacar el problema, para
quienes hablaron era obvio que el problema desafía las
soluciones simples.

Claro que todo desempleo tiene una cosa en común:
la falta de demanda de trabajadores. Pero cada país, cada
región tiene problemas diferentes.

La automatización reemplaza muchos trabajos
rutinarios, no sólo en los países
desarrollados.

Hay problemas estructurales, por ejemplo cuando es muy
burocratizado contratar a alguien.

También puede achacársele alguna culpa al
sistema educativo, que falla en darles a los jóvenes las
destrezas que se necesitan para trabajos en economías
avanzadas.

En Corea del Sur es al contrario. Hay tantos graduados
universitarios que el país se está quedando sin
gente para llenar trabajos de obreros.

Además están las destrezas vitales o la
falta de ellas. Algunos jóvenes no conocen lo
básico, desde vincularse con compañeros de trabajo
hasta tener las habilidades empresariales
fundamentales.

Pero a veces una mejor educación podría
aportar una solución: en China, muchos repartidores de
correspondencia sólo pueden leer chino, lo que les impide
trabajar en compañías logísticas
internacionales que distribuyen correos y paquetería
llegada del mundo entero.

También hay problemas culturales. Algunos
países gradúan grandes cantidades de mujeres en la
educación universitaria, sólo para negarles las
oportunidades de trabajo, con lo que desperdician sus
talentos.

¿Qué hacer?

Es un tema que se presenta una y otra vez: negocios,
universidades y escuelas, gobiernos y organizaciones no
gubernamentales, no logran comunicarse sobre qué es lo que
necesitan y qué es lo que pueden lograr.

"El sector privado podría ser un elemento de
cambio", afirmó un participante, un activista de izquierda
que trabaja en una campaña educativa.

"Las universidades son simplemente muy lentas", dice un
industrial, "Si les digo que necesito graduados con diferentes
destrezas, les toma dos o más años cambiar sus
cursos. Para ese entonces la tecnología estará
cambiando de nuevo".

Pero de todos modos, otro empresario advirtió que
"una buena educación ya no te garantiza una buena
vida".

Sean del mundo árabe, de América del Norte
o de América Latina o Asia, muchos ejecutivos lamentaron
la falta de impulso empresarial y de destrezas básicas de
negocios y la necesidad de una cultura donde el fracaso no sea
celebrado.

Un hombre que está a cargo de una empresa con
varios cientos de miles de empleados en todo el mundo se quejaba
de que "vivimos en un mundo en el que la creación de la
riqueza no va paralela a la creación de trabajo. Esa
otrora cercana conexión está rota".

Mientras algunos sugieren la creación de grandes
programas, con una inversión de US$ 50.000 millones en los
próximos diez años para adiestrar gente en todo el
mundo, otros proponen pasos más pequeños con mayor
garantía de éxito.

La
globalización, una mayor desigualdad, y la crisis en las
clases bajas y medias, devuelven el conflicto social al centro
del debate en EEUU y Europa

"De la mano de la última fase de la
globalización, de la creciente desigualdad, de la crisis y
del final de un modelo de crecimiento económico, la idea
de la lucha de clases está de regreso en Occidente. Y esta
vez vuelve de la mano no solo de analistas neomarxistas, sino de
un financiero como George Soros, o de sociólogos que han
alertado sobre lo que está ocurriendo en estas sociedades
occidentales. La idea de lucha, conflicto o guerra de clases
vuelve a los análisis. Aunque no en la forma
clásica"…
El regreso de la lucha de clases (El
País – 21/2/12)

Estados Unidos era un país profundamente
optimista en términos sociales. Hace tan solo unos
años, algunas encuestas indicaban que un 30% de los
ciudadanos se consideraba perteneciente al 10% más rico.
Actualmente, según una reciente encuesta del Centro Pew,
un 69% -19 puntos más que en 2009- de los norteamericanos
-especialmente entre blancos de ingresos medios– piensa que el
conflicto entre clases es la mayor fuente de tensión en su
sociedad, claramente por encima de la fricción entre razas
o entre inmigrantes y estadounidenses. George Soros, en una
entrevista en Newsweek, habla de la "guerra de clases que
está llegando a EEUU". En muchos casos, sin embargo, se
confunde conflicto entre clases con conflictos entre ricos y
pobres.

Pues la tensión se da entre ricos y pobres o, por
precisar, entre muy ricos y muy pobres. El movimiento Ocupa Wall
Street y otros centros urbanos se presentan como la defensa del
99% frente al 1% más rico (que en realidad es aún
menor). Y es que la desigualdad ha crecido en EEUU y, con ella,
como recogía un reportaje de The New York Times, la
movilidad social se ha reducido en ese país,
debilitándose así la idea de la sociedad de
oportunidades.

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